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Seguirla en el monte no es una tarea de espionaje, si ella me lleva en silencio, acarreandomé. Aquel bocado arenoso abrió la puerta de la sensibilidad hasta en el ser más infimo que trabajaba a nuestros pies. Fue una cadena de naturalezas, la marea del hongo y luego ser rama ser bicho ser pasto ser bosta ser árbol ser Piruí. A continuación, sus placeres monturnos.
Evidencias de que la respiración late y que la sed de barro existe
Rastros, algo hay
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